El resurgir del ácido Azelaico
Por el Dr. Manuel Velasco, médico dermatólogo en el Hospital Arnau de Vilanova.
El ácido azelaico está viviendo una nueva época dorada, sobre todo estos dos últimos años por su alta efectividad y seguridad en el tratamiento de patologías como el acné o la rosácea, que se han visto incrementadas por el uso continuado de la mascarilla, y que ha dado origen al llamado maskné.
EL ORIGEN DEL ÁCIDO AZELAICO
Hay que destacar que este principio activo tiene mucha historia en el campo de la dermatología desde la década de los 70, momento en el que se realizaron los primeros informes sobre su efectividad. Los científicos se fijaron en este tipo de ácido casi por casualidad, después del descubrimiento de la capacidad de los hongos Pitirosporum Ovale y Pittosporum Orbiculm (conocidos como «hongos solares»), para unificar el tono en áreas pigmentadas de rápido crecimiento. Posteriormente se descubrió que estas dos especies son estados simples del complejo ciclo de vida de un mismo hongo denominado Malassezia furfur.
Resultó que el ácido azelaico producido por los hongos reducía la capacidad de los melanocitos para sintetizar la melanina, el pigmento que nos da el tono de piel. Más adelante se descubrió que esta acción es más potente cuando los melanocitos causantes de la pigmentación funcionan de manera anormal como en casos de melasma, cloasma y pigmentaciones post-inflamatorias que se desarrollan debido al acné, herpes zoster, quemaduras químicas o mecánicas, siendo igual de efectivo que la hidroquinona al 4%, cuando se presenta en concentraciones del 20% en casos de melasma. Al mismo tiempo el uso del ácido azelaico no deshidrata la piel ni causa lesiones debido a su alta tolerabilidad. Tal es el caso de Acmed, de Olyan Farma, un producto sanitario que incluye una concentración del 20% de este poderoso principio activo.
SU VERSATILIDAD DE USO
Lo más importante en el uso del ácido azelaico para el tratamiento del melasma es que su origen se deba a una hiperactivación de melanocitos atípicos, por lo que actúa únicamente en las células causantes de la hiperpigmentación y no afecta a las células sanas, siendo una característica única de este activo.
Desde entonces se han realizado infinidad de estudios e investigado más a fondo su mecanismo de acción, descubriéndose que también es un activo altamente eficaz en el tratamiento, no solo del acné, sino también de la rosácea.
Sin embargo, el ácido azelaico de alta concentración está demostrando ser el aliado perfecto para el control del acné, gracias a que es un activo multifactorial con actividad antibacteriana, que ejerce de manera directa e indirecta una acción bactericida en los patógenos causantes del acné, como el Propionibacterium acnés y Staphylococcus epidermis, los cuales no pueden generar resistencia a este activo como sucede con los antibióticos, porque inhabilita su crecimiento al modificar el pH y al inhibir la producción de proteínas celulares en este tipo de bacterias, siendo más efectivo cuanto más ácido sea el pH. Asimismo, inhibe incluso el crecimiento de las colonias de Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus y E. coli.
En estudios realizados durante tres meses, se observó que los casos de acné remitieron en un 64% de los pacientes y, en seis meses, la eficacia ácida se volvió similar al efecto de la tretinoína, el tratamiento del peróxido de benzoilo, o incluso al efecto de un antibiótico como la tetraciclina en dosis diarias de 500mg-1g.
Pero esta actividad antibacteriana no es el único arma que esconde el ácido azelaico al 20% para hacer frente al acné, ya que también realiza una actividad antiinflamatoria que se ve potenciada al eliminar a los patógenos que la causan y al neutralizar las especies de oxígeno activo (como el radical anión superóxido y el radical hidroxilo) por lo que inhibe el daño oxidativo, debido a la producción de estos radicales libres, que actúan como sustancias proinflamatorias.
Al ser un ácido también realiza una acción queratolítica. Esto se debe a que disminuye la síntesis de la filagrina, una proteína que se encuentra en el interior de las células y se sintetiza durante el proceso de cornificación de la piel. Esta proteína agrega los filamentos de queratina en fibrillas de queratina, y al disminuir su síntesis disminuye la agregación de los filamentos de la queratina. Por ello, tiene un efecto exfoliante sobre la queratina, ayudando a retirar el exceso acumulado, evitando así que se retenga en el interior de los folículos pilosebáceos.
Al mismo tiempo, presenta un efecto comedolítico y antiandrogénico, lo que reduce la producción grasa de la piel realizando un efecto matificante.
Estas características (antibacteriana, antiinflamatoria, queratolítica, comedolítica y antiandrogénica) cubren todos los aspectos del tratamiento del acné y de las complicaciones que puede presentar esta patología, tan común en la consulta del dermatólogo.
SU VERSATILIDAD EN LA CONSULTA DEL DERMATÓLOGO
Pero ¿y si pudiésemos tratar otra patología que está muy relacionada con el acné, pero al mismo tiempo se dé en pieles que no tienen una tolerabilidad muy alta? Efectivamente me estoy refiriendo a la rosácea, siendo el ácido azelaico mucho más eficiente en el tratamiento de la respuesta inflamatoria. De esta forma, es uno de los activos que más agradece el paciente en este tipo de patología en su grado papulopustuloso.
Los profesionales sanitarios a veces tenemos que decidir por un tratamiento dependiendo del riesgo-beneficio, ya que no existe el medicamento perfecto que sea al mismo tiempo altamente eficaz y completamente seguro, pero el ácido azelaico está muy cera de cumplir completamente estas dos premisas.
Debido a que patologías como el acné y la rosácea están teniendo una incidencia mayor en la población, ha resurgido de la paleta de posibilidades que tiene el médico dermatólogo el uso del ácido azelaico. No solo por su eficacia, sino también por su seguridad y alta tolerancia en pieles sensibles y sensibilizadas, porque el perfil de seguridad que presenta es tan bueno que puede tratarse un acné hormonal en el embarazo y la lactancia sin problema (ya que no causa efectos mutagénicos, no causa fototoxicidad o fotosensibilidad como otros activos que se usan para el tratamiento de estas patologías), sin contar con que las bacterias no generan resistencias, dándonos la oportunidad a los dermatólogos de reservar esa carta antibiótica para casos mucho más graves de acné.
Debemos, por todo ello, tener en cuenta al ácido azelaico al 20% como un arma para cualquier caso de acné, rosácea o melasma. Para mí es el principio activo elegido en aquellos casos en los que estos procesos se solapan: pacientes con acné y melasma, pacientes con acné y rosácea o pacientes con acné y tendencia a la pigmentación postinflamatoria.
Por todas estas razones, el ácido azelaico al 20% ha resurgido de nuevo para quedarse y poder ofrecer así un activo altamente eficaz y seguro en patologías muy comunes en la consulta dermatológica, mejorando así la adhesión del paciente y su satisfacción con el tratamiento.